Tras la
tormenta empieza la reconstrucción….
El estado de gracia dura unos
pocos segundos, esos segundos de euforia que suceden a la gran explosión de
sentimientos tras el acontecimiento supremo.
Son escasos momentos que llegamos
a disfrutar los mortales a lo largo de nuestra existencia por muy diversos
motivos: el nacimiento de un hijo, nuestra boda, ver ganar a nuestro equipo
preferido o nuestra selección un título, ver que nuestra opción política vence en las
urnas, etc.
Es una euforia incontrolada, en
la que parece que todo se paralice y que los malos momentos desaparecen de la
existencia que nos rodea. Gritamos,
lloramos, abrazamos y besamos a quienes están próximos sin importar las normas
de cortesía reinantes en nuestra sociedad.
Todo está permitido y así es aceptado en esos instantes.
Pero tras el subidón de
adrenalina, llega su bajada. El instante
de suprema felicidad perdurará para siempre en nuestro inconsciente, pero la
realidad sigue rodeándonos tal y cómo estaba antes del momento de explosión
máxima. Aunque es cierto que el
cosquilleo de adrenalina que ha sacudido todas las partes de nuestro cuerpo,
será el motor para afrontar la cruda realidad y el frío devenir, convirtiéndolo
de negro negrísimo, a azul negro casi oscuro.
Edith Piaf dice “La
vie en Rose”, pero la realidad no es tan rosa como nos gustaría, de hecho, a
muchos de nosotros nos horroriza dicho color de la paleta cromática. Así y todo,
rosa, amarillo, naranja, rojo, azul, verde, poco importa el color si tenemos un
gran abanico con el que pintar nuestra vida y cada momento de ella. No todo es negro, ni rosa, y gracias a eso
continuamos batallando.
Acaba de ganar en Francia
François Hollande, llevando a los socialistas al Palacio del Eliseo después de
más de 17 años. Posiblemente Hollande no
será tan milagroso como tampoco lo fue Obama en su día, pero ese aire de
cambio, de esperanza, de entrever que la vida futura puede ser mejor, bien
merece una explosión de adrenalina y una recarga de pilas para levantarse cada
mañana y gritar a los cuatro vientos: soñar en un futuro mejor es posible.
Ahora queda el trabajo, los
problemas diarios, las disputas familiares, pero seguro que vistas con otra
lente, con otra perspectiva y con mucha más fuerza. Caminemos, que queda mucho
camino que recorrer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario