lunes, 14 de mayo de 2012


CÁMARA, CLAQUETA Y…. ACCIÓN.



Empezamos una nueva semana con titulares muy diferentes a los de la anterior. Hace unos días todo el peso informativo recaía en Bankia y su caída estrepitosa, ahora parece que hay que demonizar a los “indignados” del movimiento #15M, es decir, a todos y cada uno de nosotros que nos indigna que la política neoliberal nos esté llevando a la ruina mientras que, los que la están provocando, se van a un retiro idílico con pensiones astronómicas.

Al llamado cuarto poder, ya no le interesa el exministro aznariano Rodrigo Rato, hombre que se puede definir como por dónde pasó, todo arruinó, excepto su bolsillo. Ahora la tinta se derrocha de forma desmesurada hacia unos pacíficos jóvenes y no tan jóvenes que por lo visto infringen alguna ley de épocas dictatoriales en democracia por exigir una plena democracia.

Parece ser que el titánico buque económico del PP se va al fondo del mar sin que sus oficiales arruguen sus uniformes, pero causando el aumento del billete del pasaje individual.  El Titanic marcó una época, su película nos transportó al romanticismo de épocas pasadas con una buena dosis de dramatismo cinematográfico y unos toques de retoque digital.   Pero, si no me equivoco, sigue en el fondo del océano.  Ahora el reflotar buques hundidos se llama nacionalización, término que no fue bienvenido cuando lo utilizaron los argentinos con YPF, que no era ni es ningún buque hundido.  Curioso cuánto menos!!!!!! 

Me gustaría cerrar los ojos un instante, relajarme, y al abrirlos, visionar que el film este de terror que estamos viviendo se convirtiera en un film de un esperanzador “happy end”.  Pero, no es eso lo que ocurre, abro los ojos y la realidad sigue siendo ésa a la que nos ha abocado un loco director sin escrúpulos.  Ojalá todos seamos directores, de esos que hacen su trabajo por la pasión de contar historias divertidas, fantásticas, románticas o absurdas, pero sin la pretensión de dañar a los actores que interpretan dichas  historias.

Desearía creer en la magia, cambiar la escena que estamos rodando, y rodar y pegar a esta película celuloide nuevo.

Nada más fácil que desearlo, ser el director de nuestra propia historia es posible, porque guiones de ilusión existen, sólo hay que llevarlos al productor adecuado, defenderlos con nuestra ilusión y energía, y llevar un pequeño film de autor a convertirse en el gran triunfador de la noche de las estrellas. “The Artist” lo consiguió hace unos meses en la ceremonia de los Oscars, por qué no hacerlo nosotros en nuestras vidas!!!!!!

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